6 de noviembre de 2017

Muchos rusos añoran la URSS y en este Centenario se preguntan ¿Cómo viviríamos ahora si hubiera seguido existiendo la Unión Soviética?

Recibido de Narzur.ru. Traducción Olga D., N.G. y Marína Svetlova.

A pesar de que a la historia no le gusta los conceptos condicionales, subjuntivos, analicemos como sería la URSS si esta no hubiese sido deshecha.

Los agoreros señores liberales y anti-soviéticos, dirían que la Unión Soviética se habría derrumbado sin falta, y la razón según ellos, por la profunda crisis en la que el país se encontraba, la escasez provocada por la falta de bienes de consumo.

Si fuera esta la razón, aún se hubiese mantenido, porque la culpa del colapso no es achacable a los ciudadanos soviéticos, sino sobre todo, a los comunistas que no supieron defender el sistema soviético. 

Pero volvamos a los resultados del referéndum del 17 de marzo de 1991 en el que el 77,8% de la población confirmaron que querían vivir en una Unión "actualizada, mejorada". La mayoría de la población consideraba que el socialismo era el mejor orden social. A muy pocos se les pasaba por la cabeza que la sociedad construída bajo principios socialistas debía ser destruida.



 

Todos creían que con la ayuda de las reformas, solo se podía mejorar y no destruirla como ocurrió implantando el capitalismo.  

Por lo tanto, esta suposición no tenía ninguna base científica. Según muchos expertos, científicos, economistas, escritores conocidos, intelectuales, el socialismo no fue destruido por factores económicos objetivos, y si por las decisiones de los sepultadores-reformadores; y sin embargo, este hecho nunca se ha aclarado suficientemente.

La mayoría de la población, ya sea en la URSS o en los países socialistas, no quería renunciar a los logros del socialismo. La razón de la catástrofe económica era la penetración de la ideología del liberalismo y las reformas realizadas sin pensar en sus consecuencias.

Ahora, de hecho, un cuarto de siglo después del colapso de la Unión Soviética, quedó absolutamente claro que la URSS era viable en todos los aspectos. La economía de la Unión creció hasta su caída, y también lo hizo hacia la población. El estancamiento era solo un término de propaganda, y no el verdadero estado de cosas.

Por ejemplo, el economista estadounidense ganador del premio Nobel Joseph Stiglits, conocido como un crítico de la monetarización del mercado de forma ilimitada, decía que la política del FMI hacia los países, y las reformas liberales en Rusia, en cuanto al producto interno bruto de nuestro país "siguen siendo casi un 30% por debajo de la de lo que fue en 1990. Entonces había una tasa de crecimiento de alrededor del 4% por año, por lo que la economía rusa tardará otros diez años en alcanzar el nivel que tenía en el momento del colapso del comunismo".

La mayoría de los economistas admiten que, como resultado de las reformas liberales el país no ha alcanzado el nivel de vida de la URSS.  

Y este es un hecho muy importante. Es cuidadosamente camuflado por demócratas y liberales.







¿Y qué pasaría si los reformadores no se hubiesen convertido en antisoviéticos, o que la población no hubiera dejado que el sistema socialista fuese destruído?

Como muestran los estudios, si, como resultado de las reformas de 1987-1991, la economía, la esfera de la producción y la agricultura no habían sido destruídas, el nivel de PNB en Rusia creció constantemente y de manera significativa, casi el doble que en la actualidad. Según datos oficiales, actualmente en Rusia, el 84 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, el 12 por ciento son de clase media, y el 4 por ciento son los más ricos, o así llamados la élite de poder. Una pequeña parte de los ciudadanos más ricos del país recibe un tercio de todos los ingresos de los rusos, mientras que los pobres cuentan cada kopek.

La política económica del Estado no puede ser llamada de orientación social, cuando las cargas económicas recaen sobre los hombros de la población, incrementándose cada año, muy por delante de los ingresos de los ciudadanos.

La misma situación se observa en todo el planeta. Según la investigación de la organización internacional Oxfam, presentado en el Foro Económico Mundial de Davos, el uno por ciento de las personas más ricas poseen la mitad del mundo, y la brecha entre ricos y pobres sigue creciendo, cada vez más se acerca al punto crítico. El uno por ciento de la gente adinerada de la tierra se convirtió en el propietario de la mayor cantidad de riqueza que el 99% restante de la población.

En el proceso de las reformas liberales de la economía rusa, la proporción de lo que se gasta cada habitante en vivienda y servicios públicos ha aumentado considerablemente. Si anteriormente en la era soviética los pagos comunales no excedían del 10% del salario, ahora la parte de los pagos por un apartamento ha aumentado a un 20-30%, y aún más. Además, agregamos que la vivienda gratuita no está disponible para la población, y comprar un apartamento se ha vuelto casi imposible para el 80% de las personas. 

Algunos críticos recurren a la comparación del nivel de vida de los residentes rusos con 1913, el último año pacífico antes de la guerra imperialista mundial. Después de todo, como se sabe, en el siglo XX Rusia experimentó una revolución, guerras civiles y dos guerras mundiales y un cambio de regímenes políticos. Y si comparamos las cifras de 1913 y 2013, vemos que de la mayoría de los parametros comparados, se obtiene una conclusión paradójica: "Rusia hace cien años, estaba por delante de la situación actual en casi todos los aspectos."

Pero si observamos cuidadosamente a la entonces zarista Rusia, resulta que se importaban casi todos los productos técnicos complejos. Una situación muy familiar a lo que sucede actualmente, ¿no? Durante la Primera Guerra Mundial, no se construyó ni un solo tanque en Rusia. El mejor del mundo en ese momento era el pesado "Ilya Muromets" que se hizo en la cantidad de 20 piezas, porque simplemente no tenían lugar para producirlo.  

Tanto hoy como a principios del siglo XX, la industria rusa estaba controlada por el capital occidental. Incluso la famosa firma Triangle, que producía chanclos, pertenecía a los alemanes. En 1910, los bancos extranjeros poseían el 88% de las acciones de las industrias metalúrgicas. El 67% de esta participación pertenecía a un consorcio de París de tres bancos, y todos los bancos con capital ruso representaban el 18% de las acciones. La propiedad de la industria del ferrocarril, estaba al 100% de las acciones en manos de dos grupos bancarios: de Francia y Alemania. En la construcción naval, el 77% del capital pertenecía a los bancos parisinos. En la industria petrolera, el 80% del capital era propiedad de los grupos Oil, Shell y Nobel. En las manos de estas corporaciones estaba el 60% de toda la producción de petróleo en Rusia y 3/4 de su comercio.  

Tengamos en cuenta que en aquellos años, lejos de nosotros, muchos representantes de la élite rusa, al igual que ahora, defendían abiertamente los intereses de las empresas occidentales. En el siglo diecinueve, Rusia experimentó 40 huelgas de hambre. En el siglo veinte, hubo colosales hambrunas durante los ejercicios de 1901/02, 1905; 1906; 1907; 1908; 1911/12. En 1901-1902, 49 provincias se morían de hambre, en 1905; 1906; 1907, 1908 el hambre golpeó de 19 a 29 provincias; en 1911-1912, el hambre barrió las 60 provincias, al borde de la muerte se encontraban 30 millones de personas. De acuerdo con diversas estimaciones en 1901-1912, la hambruna y sus consecuencias mató a cerca de 8 millones de personas. El gobierno zarista estaba más preocupado por cómo ocultar la escalada de las huelgas, de hambre, que en remediarlo. En forma impresa, la censura prohibió el uso de la palabra hambre, reemplazándola por la palabra "nedorod-descenso de la natalidad". 

Sin embargo, a pesar de la hambruna, el grano fluía de Rusia a Europa. El lema del ministro de finanzas zarista Vyshnegorodsky era "no obtenemos lo suficiente, pero conseguiremos vender lo necesario", y lo puso en práctica. Es decir, las exportaciones se debieron a condenar a una parte de la población a la desnutrición y al hambre. Incluso los oficiales y generales zaristas testificaron que el 40% de los reclutas, a comienzos del siglo XX, por primera vez en sus vidas comieron carne en el ejército. 

Una situación similar está sucediendo en nuestro país hoy. En la producción del pan de cocción se utiliza harina de baja calidad, hecha de grano de forraje, destinada a la alimentación animal. Desde el comienzo de este año, los panaderos están buscando permiso para usar en la producción de pan, el trigo de calidad más baja, de quinta categoría, con que se alimenta a los caballos, vacas, cerdos y aves de corral.  El mejor grano se vende en el extranjero, a Europa occidental y otros países.

Probablemente, muchos de los lectores, incluido el autor de estas líneas, nos hemos dado cuenta de la reciente disminución de la calidad y el sabor del pan. Para agregar pan con apariencia y el sabor, se usan aditivos y mejoradores suministrados y comprados en el extranjero. Todo esto, y, sobre todo, el uso del bajo nivel del producto, para hornear esta llamada "harina panera", logran realizar negocios rentables los fabricantes, por ello venden un pan más caro con el índice de calidad primero o segundo más bajo.

Hace cien años, en la Rusia zarista, el nivel del equipamiento técnico de la agricultura era muy bajo. Más del 52% de las granjas campesinas no tenían tractores, y labraban la tierra con arados y azadas. En 1913 había sólo 152 tractores en Rusia (en los Estados Unidos, Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, tenían decenas de miles). El 80% del trabajo agrícola se realizaba manualmente. Debido a la falta crónica de tierra cada año, 2 millones de agricultores vagaban de una provincia a otra. Así los agricultores de las provincias centrales migraban en los meses de verano a trabajar a las provincias del Sur, juntandose con los agricultores locales y jornaleros.

Hoy, mirando hacia atrás, comparando el pasado y el presente, podemos decir con confianza que el sistema económico en la URSS, fue estable durante décadas, logrando un muy alto incremento de la renta per capita. La economía de la URSS crecía más rapidamente que los países occidentales, y estos para desarrollarse compraban aviones, hidroturbinas, maquinaria soviética, y mucho más. La ciencia, la tecnología, un sistema unificado de ferrocarriles y de sistemas se suministro eléctrico se desarrollaron por toda la Unión, propiciando avances inimaginables, como los precursores de la exploración exitosa del Cosmos. 

La educación soviética fue considerada la mejor del planeta, la ciencia en la URSS tomó el segundo lugar en el mundo. El nivel de desarrollo tecnológico también era comparable a la de los principales países de Occidente, y el nivel de vida prácticamente no se diferenciaba del europeo medio, aunque era ligeramente menor que en los EE.UU., Alemania y Japón.

Por lo tanto, podemos decir que a partir de 1987 a 1988, la crisis en nuestro país ha sido creada artificialmente por los reformadores, teniendo un impacto negativo en el crecimiento del ingreso nacional en 1989, y el posterior colapso de la economía. En cuanto al déficit permanentemente exagerado en los últimos años de la Perestroika, fueron también artificiales. Fueron especialmente organizados para sacar provecho de la especulación y para desacreditar al sistema soviético. 

Según muchos economistas y analistas rusos, si la Unión Soviética no hubiera sido destruida, el 80% de la población de Rusia viviría varias veces mejor que ahora . Y este no es un lema propagandístico, ya que algunos estudiosos occidentales imparciales se adhieren a esta opinión.


Fuente original:
 
http://narzur.ru/article/8077

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