28 de abril de 2015

La Ingeniosidad de un pueblo para sobrevivir y ganar la guerra

Por Martin Hacthoun

Vietnam, los túneles de Cu Chi.

Los Túneles de Cu Chi es un extenso sistema de corredores y salones cavados e interconectados ingeniosamente en la profundidad de la tierra, ubicado en el distrito homónimo, a unos 40 kilómetros de la Ciudad Ho Chi Minh, antigua Saigón.

Aunque con menos notoriedad, obras similares menos extensas las construyeron y usaron los vietnamitas en otras zonas del país como parte de su admirable ingeniosidad en el enfrentamiento, primero contra la Francia colonialista y después contra la invasión de Estados Unidos.

Incluso una base militar de los invasores estadounidenses operaba sobre sus cabezas, sin percatarse la soldadesca que debajo, en el subsuelo, un laberinto de pasadizos y salones subterráneos para diversos usos servían de refugio estratégico a los combatientes vietnamitas.


Existe la errónea creencia que esa fortaleza subterránea se construyó durante la Guerra de Vietnam frente a Estados Unidos; sin embargo es anterior, pues se comenzó a edificar durante la ocupación francesa y fue, entonces, ampliada para encarar la agresión de la potencia imperial de nuestros tiempos.

Las adyacencias de Ciudad Ho Chi Minh, entonces Saigón, fueron duramente castigadas durante la ocupación francesa y durante la posterior guerra que lanzó Washington. La aviación norteamericana bombardeó intensamente la zona de manera incesante, lo que convirtió las áreas aledañas a esa urbe en sitios tan inhóspitos que la única alternativa para la población que apoyaba a los combatientes por la liberación, y para estos, era vivir bajo tierra.

Por el día, los campesinos labraban los campos de arroz y al caer el sol, excavaban los túneles. Este atrincheramiento subterráneo se extiende a lo largo y ancho de 220 kilómetros, divididos en tres niveles a seis, ocho y 10 metros de profundidad bajo tierra cada uno, donde llegaron a vivir más de 10 mil  personas.

Sus creadores diseñaron la red en forma de zigzag, y sirvió de enlace entre distintas aldeas –incluso algunos túneles pasan por debajo de ríos. El sistema jugó un papel valioso para el desenlace y victoria de los vietnamitas en las guerras de dominio geopolítico que le impusieron las dos potencias extranjeras.

Los combatientes del Viet Cong emplearon esa asombrosa fortificación subterránea para moverse de un sitio a otro de la selva, golpear al enemigo y esfumarse; la red de túneles les permitía precisamente aparecer de la nada, emboscar a la tropa invasora y desaparecer sin dejar rastro. Incluso, les facilitó apropiarse de abastecimientos y armas de los adversarios sin ser notados.

Algunos historiadores coinciden en aseverar que el líder histórico Ho Chi Minh planeó la Ofensiva del Tet en el interior de los túneles de Cu Chi.


Entre angostos corredores aparecen espacios que funcionaron como dormitorios, cocinas, comedores, escuelas, cuartos de reuniones, salas de atención a heridos y enfermos, salones de operaciones, talleres textiles y de reparación de armamento, o la fabricación de útiles de labranza o de ingeniosas armas a partir de elementos de la naturaleza. Todo, asombrosamente, bajo tierra.

El sagaz sentido de supervivencia los llevó hasta concebir respiraderos y conexiones de escape que enlazaban a los comedores en las profundidades con la superficie, y servían de insólito camuflaje para que el humo no fuera notado al brotar de la tierra.

Pero la vida en los túneles no fue fácil y estuvo cargada de inmensos sacrificios. Entrar y trasladarse en ellos significaba gatear a oscuras por estrechísimos y claustrofóbicos corredores a lo largo de muchos metros y hasta kilómetros. Había que hacerlo a oscuras la mayoría de las veces pues no estaban iluminados, y  tenían que cargar los aprovisionamientos y pertrechos para el combate. En ellos había que tener un alto sentido de la orientación y conocerlos bien. La humedad era muy alta, el calor intenso o el frío penetrante que calaba hasta los huesos.

Huynh Van Chia es un oficial hoy retirado, quien por lo general atiende como guía a las delegaciones de alto nivel que visitan Cu Chi. Chia vivió años en esos túneles que podrían ser corredores infernales, pero que en la práctica resultaron benditos pasadizos para la supervivencia frente a una atroz y cruel saña bélica. Llegó a ellos casi un adolescente forzado por la cruda realidad de la guerra; allí creció y se hizo hombre, y combatiente. Escuchar sus relatos enriquece el espíritu.

En una tarde de verano de 2007, tuve la oportunidad de visitar Cu Chi como corresponsal de Prensa Latina en una cobertura periodística. Luego del recorrido, me acerqué a Chia por la incontrolable curiosidad de conocer más sobre esa parte fabulosa de la historia de la lucha vietnamita, y me recibió con una sonrisa afable y la pregunta de si no tenía mucho calor. Francamente, no había reparado en ello aunque transpiraba copiosamente en aquel tórrido día.

Me invitó a un té verde bajo las sombras de unos árboles y a que probara, ya que quería saber sobre la vida en los túneles, la comida más habitual de sus moradores: yuca (mandioca) hervida con maní tostado triturado por encima. El maní les daba energía y el almidón de la yuca les mantenía el estómago lleno. Además, era comida fácil y rápida de cocinar. No había mucho tiempo para los aguerridos habitantes del subsuelo de Cu Chi.


Con la sempiterna parsimonia típica del asiático, Chia contaba las vivencias acumuladas; eran demasiadas para una hora de conversación. Mientras relataba, sus ojos destilaban brillo. En los túneles conoció el amor que lo ha acompañado en su vida. En ellos se casó con una enfermera, joven también como él a quien conoció cuando resultó herido en una escaramuza. Chia perdió un brazo en combate, pero ganó la guerra.

Algunos tramos de los corredores han sido ampliados un poco para facilitar que los visitantes, al menos, puedan avanzar unos metros y sentir la sensación que en ellos se vivía; aún así avanzar resulta dificultoso y la impresión es estremecedora.

La conservación de este extraordinario sistema de ingeniería está a cargo hoy de la institución Vestigios Históricos de los Túneles de Cu Chi, y para facilitar su comprensión a los visitantes se construyeron maquetas semisoterradas al tamaño natural humano para mostrar cómo fue la vida en esa astuta y estratégica obra.

Los guías son hoy oficiales retirados, su mayoría, como Chia, que allí vivieron y desde donde también pelearon, y emergieron victoriosos.

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