26 de octubre de 2013

Médicos Españoles en la URSS (3): Rufino Castaños Martínez

Por F. Sierra



Nacido en 1885 en el concejo de Quirós (Asturias), obtuvo la licenciatura de Medicina por la Universidad de Valladolid en 1912. Ejerció su  profesión  en  Toledo  y  más tarde ocupó una plaza de médico titular de Las Carreras y  Gallarta (Vizcaya), donde conoció a Dolores Ibárruri y fue  procesado por su apoyo a la  Revolución de Asturias de octubre de 1934. 



Era miembro  del  Partido  Socialista  desde  1910 y en 1921 abandonó la  militancia socialista para afiliarse al Partido Comunista. Al comienzo de la Guerra Civil fue nombrado comandante médico y jefe del Hospital Socorro Rojo de Portugalete y  más tarde del Hospital nº 10  de Santander. 


Llegó a la Unión Soviética en 1939, dentro del grupo principal de exiliados. Fue médico
de la Casa de Niños de Obninskoye, situada en las proximidades de Moscú. Cuando los
alemanes invadieron la URSS  en 1941, se hizo cargo de un  grupo de niños evacuados en  la zona de Saratov, al noreste  de Stalingrado, en la denominada República de los Alemanes del Volga, donde vivieron  en las localidades de Bazel y  Zurich, en medio de grandes  penalidades. 

Castaños no hablaba ruso y casi no lo entendía, por lo que cuando visitaba a las familias soviéticas se  hacía acompañar de un muchacho español como intérprete. No podía recetar medicinas porque no las había,  pero daba consejos que eran muy apreciados por la población local, que le pagaban la  visita con un kilo de patatas o un par de huevos y tenían  en gran estima al ispanski doctor

Los niños españoles le abastecían de leña y agua, cuidaban su huerto y le recogían  la cosecha. El doctor encontró la manera de mostrarles  su agradecimiento ingresándoles en la enfermería durante unos días por desnutrición,  lo que significaba una doble  ración de comida. A los niños  españoles, a modo de receta  les decía: “lo que tú necesitas es  una chuleta”. Pese a las condiciones adversas, siempre iba  pulcramente vestido con un  traje negro, una camisa relativamente  blanca  y  corbata.  Se mantenía apartado de los  otros emigrados españoles y  mostraba un amago de tristeza, tal vez porque adivinaba  que ni él ni su esposa retornarían a España

Cuando la guerra fue favorable al Ejército soviético, regresó con los niños a una nueva Casa en Najavino, población  cercana  a  Moscú.  Posteriormente residió en un pequeño apartamento de Moscú con  su esposa Carmen Sanjurjo y  su hija Raquel, que sufría una enfermedad  progresiva  que  atrofiaba y paralizaba casi todos los músculos de su cuerpo y sólo le permitía mover  los párpados. 

El único miembro de la familia que regresó  a  España  fue  su  hijo  César.  Después de la época de Najavino, el doctor Castaños trabajó un tiempo en un sanatorio de Kalinin y murió tuberculoso en Moscú en el año  1966.


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