23 de agosto de 2013

Las hazañas que son silenciadas por los "historiadores" liberales

Por Alexandr Plejánov. Recibido del Partido Comunista de los Obreros de Rusia-Partido Comunista Revolucionario. Traducción Igor T.

La batalla cerca de la aldea ucraniana de Legedzino, mostró toda la fortaleza del soldado soviético




El monumento a los héroes, guardiasfronterizos y sus perros de defensa

En la historia de la Gran Guerra Patria, hubo un montón de batallas y combates, que por una razón u otra, se dice, estaban "detrás de los escenarios principales". Aunque los historiadores militares no han ignorado prácticamente cada batalla, e incluso los enfrentamientos locales, si pasan por alto una serie de enfrentamientos de los comienzos de la Gran Guerra Patria, estudiados muy poco, y un tema todavía a la espera de sus investigadores. 

Las fuentes alemanas muy sucintamente mencionan estas batallas, y desde el lado soviético, hoy, nadie puede hablar con testigos que vivan en la mayoría de los casos, aquellos claro con posiciones de clase. Sin embargo, la historia de uno de estos combates "olvidados", tuvo lugar el 30 de julio 1941, cerca de la aldea ucraniana de Legedzino, y que afortunadamente sus hechos han llegado hasta nuestros días; por el heroísmo desplegado por los soldados soviéticos, ya que nunca será olvidado. 

Realmente lo que se llama la "Batalla de Legedzino", no es del todo correcto: puesto que fue una serie de enfrentamientos de los miles de "normales", que en aquellos trágicos día a día de Julio del 41 hubo en nuestro país, aunque esta batalla tiene un "pero...". 

El combate en Legedzino fue único en la historia de la guerra. Incluso para los estándares de fiereza del terrible y trágico 1941, pues en este embate fue más allá de todo marco concebible y demostró a los alemanes, que se enfrentaban a un enemigo que nos les perdía la cara, los soldados soviéticos ... Para ser más precisos, en esta lucha, los alemanes se opusieron no solamente al Ejército Rojo sino también a las tropas guardafronteras del Ministerio del Interior (NKVD), aquellos que en el último cuarto de siglo han sido difamados como perezosos. 


Sin embargo, muchos "historiadores basura" blancos liberales no pueden silenciar unos hechos evidentes: unos guardias fronterizos que fueron los primeros en combatir contra el agresor, pero que en el verano de 1941 realizaron unas funciones diferentes a las encomendadas de guardiafronteras, luchar contra la Wehrmacht. Y pelearon valientemente y, a veces mejor que las tropas del Ejército Rojo. No obstante, se han vertido sobre ellos, entre la población una serie de embustes interesados, en atacarles como "carniceros estalinistas", porque pertenecían a las fuerzas del Ministerio bajo la responsabilidad de L. P. Beria. 

Tras de trágicas batallas, los ejércitos 6 º y 12 º del Sur del frente Occidental, después de la batalla cerca de Uman, quedaron cercados en un "caldero" de fuego; rodeadas 20 divisiones soviéticas trataban de abrirse paso hacia el este. Algunas lo consiguieron, otras no. Pero esto no significa que una parte del Ejército Rojo que fue rodeada por los alemanes recibiera una "azotaina de niños". 

Mientras que los historiadores liberales pintan un cuadro en que la Wehrmacht en la ofensiva de verano como una "huida" continua del Ejército Rojo, con millones de prisioneros, y que los soldados de Hitler fueran recibidos con el pan y la sal, como "libertadores" de Ucrania, esto no fue cierto. Uno de estos historiadores, Mark Solonin, general, que presentó el enfrentamiento del Ejército Rojo contra la Wehrmacht, como una batalla de los autóctonos contra los colonialistas, remarca que en el fondo en su opinión, en el verano de 1941 las pérdidas alemanas en la Unión Soviética era más que las que habían tenido en la campaña de Francia, no fue un paseo, pues "el índice de bajas del 1 al 12 de Julio fue muy alto, en comparación con el caso de los colonizadores blancos que navegaban a África con cañones y mosquetes, contra las lanzas y azadones con las que se defendían los aborígenes" (M. Solonin."23 de junio: Día M"). He aquí una descripción que Solonin dio a nuestros abuelos que ganaron la peor de las guerras en la historia humana, comparándolos con los nativos, armados con azadas.

Sobre el índice de siniestralidad puede haber un largo debate, pero todos sabemos como los alemanes contaban a sus soldados muertos. Todavía están listadas como "desaparecidas" diez divisiones, especialmente entre aquellas que fueron destruidas en la ofensiva del verano de 1944. Pero dejemos estos cálculos en la conciencia de los historiadores liberales y tengamos una mejor visión de los hechos, que por poco conocidos no dejan de ser tozudos. Y al mismo tiempo, vamos a ver si realmente fue un "paseo" de los nazis en la tierra en Ucrania hasta finales de julio de 1941. 


El 30 de julio cerca de la aldea ucraniana Legedzino trataron de detener el avance de las fuerzas de la Wehrmacht, el Batallón de Tropas Guardiafronterizas bajo el mando del Comandante Mayor General Rodion Filippov, con el apoyo de una compañía de defensa con perros enseñados en la escuela de adiestramiento de Lvov. A disposición del Mayor Filíppov estaban 500 guardiasfronterizos y alrededor de 150 perros. El Batallón no disponía de armas pesadas, porque de hecho por definición, no deberían tener que luchar en campo abierto contra un ejército regular, que era numéricamente y cualitativamente superior. Pero era la última reserva, y el mayor Filíppov no tuvo más remedio que enviar a sus soldados y perros a un ataque suicida. Por otra parte, en lo más encarnizado de la batalla cuerpo a cuerpo, los guardias fueron capaces de enfrentarse a un regimiento de infantería de la Wehrmacht. Muchos soldados alemanes fueron atacados por los perros, muchos murieron en el combate cuerpo a cuerpo, y solamente la aparición en el campo de batalla de un regimiento de tanques alemanes les salvaron de una huida ignominiosa. Por supuesto, los guardias repelieron el ataque con fusiles antitanques, pero se vieron impotentes, por el número.

Del Batallón de Filíppov no sobrevivió nadie. Todos, los quinientos soldados murieron, así como sus 150 perros. O, mejor dicho, de los perros sobrevivió uno: un perro pastor herido. Los habitantes Legedzino contaron, que después de la ocupación de la aldea, los alemanes dispararon contra todos los perros sobrevivientes, incluyendo incluso a los de la aldea. Al parecer, por las bajas que tuvieron esos monstruos descargaron su ira contra todos los animales inocentes. 


Las autoridades de ocupación no permitieron enterrar a los guardias muertos, y sólo en 1955 los restos de los soldados muertos del Mayor Filíppov fueron encontrados y enterrados en una fosa común cerca de la escuela de la aldea. Después de 48 años, en 2003, las contribuciones voluntarias de los veteranos ucranianos de la Gran Guerra Patria, y de sociedades caninas de Ucrania, en las afueras de la aldea Legedzino levantaron un monumento a los héroes guardiafronterizos, y sus compañeros de cuatro patas que fueron leales hasta el final, a costa de su propia vida, cumplieron con su deber militar. 

Desafortunadamente, en aquel torbellino sangriento del verano de 1941 no se pudo establecer los nombres de todos los guardias que cayeron. Fue una omisión y después era tarde. Muchos de ellos están enterrados y son poco conocidos; de entre los 500 combatientes solo se pudo restablecer los nombres de dos caídos. Quinientos guardias fueron voluntariamente a la muerte, con el conocimiento de que su ataque iba contra un regimiento bien equipado de la Wehrmacht, sabían que era suicida. Pero hay que rendir homenaje a Filíppov: antes de su muerte, fue capaz de ver cómo los nazis guerreros que conquistaron toda Europa, fueron despedazados y perseguidos como conejos, por sus guardias en el cuerpo a cuerpo. Era un momento épico, por el que merecía la pena vivir y morir... 

Los historiadores liberales reintermpretan activamente la historia de la Gran Guerra, muchos años han tratado de contar historias escalofriantes sobre las sangrientas "hazañas" de la NKVD. Pero en este caso, ni uno de estos "historiadores", recuerda la hazaña de las fuerzas de Filíppov, que será recordado en la historia de las guerras mundiales, ¡un hombre que detuvo a un regimiento de infantería de las fuerzas de la Wehrmacht con un batallón y con perros de servicio! 

¿Por qué es tan venerado ahora Alexander Solzhenitsyn, cuyo nombre se le llama a calles de ciudades rusas, y no se mencionan en sus voluminosos escritos al  Mayor
Filíppov?  Solzhenitsyn no tiene más razón en no pensar en los héroes, y describir los cuarteles congelados post-apocalípticos de Kolyma, que, según sus palabras, fueron creados "para hacinamiento" de los cadáveres de desafortunados prisioneros. Es esta la basura barata del espíritu de película de terror de bajo presupuesto de Hollywood, y su nombre está en el centro de Moscú. Su nombre, ¡no el nombre del Mayor Filíppov, que realizó una hazaña sin precedentes! 

Como el rey espartano Leónidas y sus 300 hombres, que durante siglos han sido inmortalizado su nombre. El Mayor Filíppov, en condiciones de retirada, de caos total, luchó con 500 humanos y 150 animales, combatientes, cansados, ​​perros hambrientos que quedan en la inmortalidad, que no buscaban premios y, en particular no preveían el mañana. ¡Solos entraron al ataque suicida contra las ametralladoras, con sus perros entrenados... y ganaron! 


Un precio muy alto, pero obtuvieron horas o días, que luego permitieron defender Moscú, y el país entero. ¿Por qué nadie escribe y hace películas? ¿Dónde están los grandes historiadores de nuestro tiempo? ¿Por qué en la lucha en pro de los sucesos de Legedzino, no hacen mención los Svanidze y Mlechin con otro "informe de investigación", que no muestra en sus relatos Pivovarov? ¿Porque es un episodio indigno de su atención?...

Para nosotros, para hablar de héroes como el Mayor Filíppov no están bien pagados, por que cualquiera no es capaz de hacerlo. Mucho más interesante para estos "historiadores" versar, por ejemplo, sobre la tragedia de Rzhev, dar patadas a la memoria de Stalin y Zhukov, un Filíppov no es importante, y decenas de mismos personajes, no mentarlos es ignorarlos.Como si todos ellos nunca existieron... 

Pero Dios está con ellos, con los historiadores liberales. Mucho más interesante es presentar el estado de ánimo de los conquistadores europeos, que ayer marchaban audazmente por París, que bajo Legedzino, donde tristemente se miraban los pantalones rotos en el culo, y enterraron a sus correligionarios, cuando su marcha terminó en Ucrania. ¿No el Führer había prometido que Rusia era un coloso con pies de barro, y que así se deshacería, en el segundo mes de la guerra? 

Pero el ruso que aún no ha comenzado a luchar, tradicionalmente es mucho más prevenido. Todavía había miles de kilómetros de territorio, y en cada arbusto había un incendio, todavía quedaba Stalingrado y Kursk, y al pueblo, no se le puede designar con una definición. Y para entender todo esto, ahí estaban en Ucrania, frente a los soldados del Mayor Filíppov. Los alemanes no prestan atención a esta lucha, teniendo en cuenta que era una escaramuza muy pequeña, pero es en vano. Para muchos la vida se apagó. 


Si a los generales de Hitler, un poco más inteligentes que su Fuhrer, que ya se encuentraban en el verano de 1941, y comenzaban a buscar maneras de salir de la aventura del Frente del Este. Ustedes puede entrar en Rusia, pero muy pocas personas volvieron sobre sus propios pies, pues así se lo demostraron claramente el  Mayor Filíppov y sus hombres. 

Fue en julio de 1941, mucho antes de Stalingrado y del Arco de Kursk, cuando las expectativas de la Wehrmacht estaban perdidas. Historiadores del tipo de Marck Solonin pueden arbitrariamente durante mucho tiempo hablar de los índices de bajas, pero el hecho es que después de una exitosa ofensiva de verano, finalizó el 5 de diciembre en Moscú con el contraataque del Ejército Rojo, y la Wehrmacht corriendo. Corrió tan rápido que Hitler se vio obligado a emplear a destacamentos de ejecutores de soldados en retirada. Y, de otra manera, no podía ser: después de todo, sería ingenuo creer que estas personas serían capaces de ganar, contra combatientes como el Mayor Filíppov y sus fuerzas. Muerto sí, pero no ganaron. Así que la guerra terminó, como se suponía que debía finalizar, con la victoria de  mayo de 1945. Y el comienzo de la Gran Victoria, fue sembrado en el verano de 1941, cuando el Mayor Filíppov, con sus guardias y sus perros pasaron a la inmortalidad ...

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