24 de agosto de 2013

Contra el cinismo imperial

Por Nyls G. Ponce Seoane. Recibido de La Joven Cuba

Es una práctica que nos acompaña ya desde hace más de un siglo. Los mambises la iniciaron. Los rebeldes, la continuaron… y prácticamente, se ha convertido además, en una convicción, en un principio glorioso del cubano pueblo y de las tantas tradiciones heroicas que posee: si no tienes el arma, arrebátasela al enemigo. Pelea con sus propias armas. Hazlas tuyas si no tienes otra posibilidad. Es un legado histórico con el cual estamos comprometidos que ni podemos olvidar, ni mucho menos abandonar en las actuales circunstancias…
Que podemos combatirlos en todos los campos y con sus mismas armas, sobre todo en el escenario mediático y cibernético reinantes, me atrevo a poner un ejemplo de ello con dos cables que resumo.
WASHINGTON, 10 MAR (PL) Pese a la crisis presupuestaria que abruma a la Casa Blanca, el presidente Barack Obama solicitó un aumento de los fondos para las operaciones de su gobierno contra Cuba durante el año fiscal 2012.
El proyecto de presupuesto federal para dicho período, que comienza el 1 de septiembre de 2011, incrementa en más de cuatro millones de dólares el dinero asignado el pasado año a esas acciones, o sea un crecimiento del 34 por ciento, revelan documentos oficiales.
LA HABANA, 11 MAR (EFE).- El Gobierno de Cuba denunció hoy que Estados Unidos retiene desde primeros de año 4,2 millones de dólares correspondientes a ayudas gestionadas por el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) y destinados a la isla para proyectos contra el sida y la tuberculosis.
Se trata de ayudas del Fondo Mundial de Lucha contra estas enfermedades, que el PNUD administra y que han sido "congeladas" por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de EE.UU,
De esta simple comparación se puede deducir que el cinismo imperial es más que evidente.
Junto a los medios clásicos, la tecnología digital con todas sus variedades inherentes, ahora son las armas que el enemigo combina y utiliza contra Cuba. Es un arma poderosa que no se debe menospreciar… pero tampoco temer. Surge la llamada Ciberguerra. Pienso que ese nuevo medio debemos, podemos y estamos obligados a asaltarlo, como se ha hecho siempre hace más de 50 años con los clásicos, al igual que en todo tipo de batallas libradas desde el mismo nacimiento de nuestro país como nación a lo largo de nuestra historia, Debemos aceptar y enfrentar este reto para sobrevivir. Verlo no solo como una amenaza, sino como una nueva oportunidad que se nos brinda para fortalecernos y hacernos mejores. El hecho nos obliga también a analizar el teatro de la guerra y las circunstancias en que se libra, en sus dos frentes; el externo (enemigo) y el interno (nuestro). Examinarlo en un solo frente sería como ver una sola cara de la moneda; Y más aún, hay que ver ambos frentes en interacción, pues uno, no existe sin el otro.
Que el mundo ha cambiado en los tiempos que vivimos se subraya especialmente y se acepta como un apotegma, a pesar de que el mundo cambia constantemente. Desde luego, se hace referencia implícita al cambió originado por el cataclismo político, económico y social que significó el desmoronamiento del socialismo soviético, que, impregnado quizás, de una inercia histórica social del país donde surgió, fue llevado al desastre por sus características zaristas y absolutistas que contribuyeron a lo sucedido, entre otras causas. Esto ha conducido a que el viejo orden económico capitalista establecido se haya hipertrofiado acromegálicamente en todos los sentidos, lo que se refleja en su crisis multifactorial actual. El Imperio Mundial, con su guerra eterna, está ahí, con todas sus armas de nuevo tipo, incluyendo la mediática apoyada ahora por la digital. Sí esta enfermedad endocrina de ese sistema no se detiene, en las condiciones globalizadas existentes, no cabe duda que pereceremos todos, incluyéndolos a ellos mismos.
Por lo tanto, para enfrentar la Ciberguerra, que no es más que un capítulo de la guerra que se nos hace, estamos obligados a cambiar. ¿Cómo? Pues en primer lugar fortaleciendo nuestro frente interno y eliminar sus debilidades. Y para eso hay que producir una serie de cambios estructuro-sociales que conlleven a una transformación de nuestra mentalidad. Mentalidad que debe ser reiniciada, renovada, actualizada, envuelta en el entusiasmo y la atracción de los primeros tiempos de la Revolución, en el interés no solo por el trabajo, sino por la vida misma, que elimine, el desgano, la negligencia, la abulia, la apatía, el desinterés y lo más importante, tal vez, para esta guerra que ya tenemos encima: que elimine la incredulidad existente, que se manifiesta ya en opiniones y criterios negativos en todas partes que socavan y agrietan el apoyo de la base social popular. Mantener todo esto no ayuda en nada al frente interno ya que una incredulidad económica, política y social es peor que una incredulidad religiosa. Esta, aunque genera actitudes, pertenece a un mundo intangible, metafísico, etéreo, abstracto. Aquella, a uno concreto, tangible, que genera ideas equívocas que conducen a actitudes y acciones políticas y sociales cotidianas erróneas; Hay que tomar medidas para restituir y restablecer la credibilidad. Nos fortalecerá en todos los sentidos, en la nueva guerra, que en definitiva es parte de la vieja, que se nos hace. Se puede. Es difícil, pero se puede y la primera premisa es no mantenerse asidos a los esquemas de los viejos órdenes económicos conocidos: el fenecido y el hipertrofiado acromegálico. Hay que romper diseños y no aplicar cosas conocidas y probadas que no han dado resultados en ninguno de los dos casos.
El frente interno debe ser fortalecido con independencia de nuestra voluntad y deseos. En toda lid se manifiestan debilidades, cobardías y traiciones que responden a intereses, pensamientos y sentimientos pusilánimes y espurios que surgen por el camino durante la lucha. Las mismas se han expresado ya entre nosotros en esta guerra cibernética en forma prohibiciones y renuncias a su uso, y hasta en el sellado y bloqueos de dispositivos para la no utilización y empleo de algunas de sus variantes, cuestiones estas absurdas que reflejan, quizás, en el mejor de los casos, una supina ignorancia. Son disposiciones y órdenes en el frente interno completamente contrarias al normal desenvolvimiento.. Luchar contra ellas es un imperativo, incluso hasta con la jocosidad que nos caracteriza, para evitar su nocivo enraizamiento que nos frene y limite el desarrollo necesario; para evitar “tirar el sofá por la ventana” y despojarnos de un útil objeto. Debemos explicar y convencer, a los tomadores de esas decisiones, que a veces se toman por facilismo, ligereza, simpleza o desconocimiento. Alertas debemos estar, sí, como lo estamos contra el frente externo; guardianes debemos ser también en el frente interno, porque estas medidas mal tomadas pueden ser peores y hasta hacer más daños de los que nos puedan infligir nuestros enemigos y pueden resultar irreversibles e irreparables, sobre todo en la conciencia de los hombres afectando su credibilidad… y no podemos darnos ese lujo.
En la base de esta lucha debemos mantener tres principios fundamentales:
- La unidad, basada en el colectivismo social.
- El pensamiento y el sentimiento (el sentipensamiento de E. Galeano) antiimperialistas
- La verdad como base de toda información y como fundamento de la credibilidad.
La unidad colectiva social se logra fortaleciéndonos y mejorándonos en todos los campos, sobre todo en el económico y social. Hacer lo que haya que hacer, que debe ser nuevo, nunca antes puesto en práctica, donde todos sean dueños de todo dentro de un marco laboral concreto, sea una finca, una fábrica, un local, para producir bienes y servicios, aunque sea en usufructo, “donde el productor no será un asalariado y dependerá de sus ingresos” (Lineamiento 177), o sea, en otras palabras más asequibles “que se trabaje a lo que de la mocha”, reduciendo al mínimo las formas individualistas y egoístas que utilizan los capitalistas para el manejo de toda la sociedad. No olvidemos que el socialismo no surge espontáneamente, sino se construye y que el egoísmo es el peor mal del mundo. Fue lo que pensaron Marx, Engels, Lenin y Martí, para, con y por el bien de todos. Es una necesidad histórica, para revivir, el deseo, el interés, los sueños; para matar la mortandad, la abulia y la apatía y el desengaño que conllevan a la incredulidad y al desmoronamiento. Sí se hace eso, surgirá la motivación y el interés social e individual, tan imprescindible en estos momentos. Es lo que el pueblo desea.
Para mantener el sentipensamiento antiimperialista, ahí están los hechos pasados y los presentes de las potencias imperiales, que de por sí solo hablan, enseñan, despiertan, abren ojos. Ahí está la quintacolumna que sufragan en nuestro frente interno: las señoras pregoneras de alquiler, manifestantes interesadas que son monitoreadas por capataces de embajadas verificando el empleo que de su paga hacen. Ahí está la diseñada y prefabricada en el exterior “bloguera bien pagá”: con su temba “macho rico” (perdón, pero es que así le dicen y así lo conocen dondequiera), haciendo las funciones de “guardaespaldas” y de devoto y apegado esposo. Para ellos estas gentes son un negocio más, en el cual invierten para después recuperar con creces Qué mejores ejemplos que estos para continuar fundamentando nuestro sentipensamiento antiimperialista.
El principio principal del Imperio, su móvil de ayer, de hoy, de siempre, ha sido el dinero (money) y el negocio (bussines). Ahí tienen a su Padre fundador manteniendo la esclavitud para continuar explotando a sus esclavos negros después de obtenida la independencia, Son esos los intereses que han formado su mentalidad. Por otra parte, nosotros, históricamente, nos ha acompañado otro principio ó práctica, que quizás sea el motor de todas las demás heroicas tradiciones nuestras: actuamos por convicción, por la idea que abrazamos, llámese independencia, libertad, lucha contra la intervención y la ocupación, contra la dictadura, por la revolución, por el socialismo y por el internacionalismo. Desde los mambises hasta nuestros soldados internacionalistas en Angola y Etiopía -- que tuvieron en el Ché el máximo paradigma inspirador --, nadie podrá señalar a un cubano que haya cobrado un centavo por la causa que abrazó. Siempre ha sido así. Nuestro Padre fundador dio libertad a sus esclavos y los invitó a que se unieran a luchar por la independencia de Cuba… Martí y Fidel han continuado el camino. Ese es el interés primordial formador de mentalidad cubana.
Y por último la verdad, la base de nuestras ideas y fuerzas morales, de nuestros principios, prácticas y tradiciones heroicas, que siempre se han sustentado en Cuba con la verdad. “Solo la verdad nos pondrá la toga viril” sentenció uno de los más preclaros educadores cubanos. Virilidad esta que se ha manifestado en todo momento. Sobran los ejemplos Grito de Yara, La Protesta de Baraguá, el Grito de Baire, la oposición a la intervención yanki, la Protesta de los Trece, la Revolución del 33, el Grito del Moncada, el 30 de Noviembre, el desembarco del Granma, La Sierra con su contraofensiva y victoria estratégicas, El Ataque a Palacio, El Llano con su clandestinidad, Las Milicias Nacionales Revolucionarias, La Limpia del Escambray, la proclamación del carácter socialista de la Revolución “frente a sus propias narices”, Playa Girón, la Crisis de Octubre, la resistencia y firmeza ante el derrumbe del campo socialista. Si, es un simple recuento, de las muchas tradiciones heroicas de nuestro patrimonio histórico ¿cómo no podremos enfrentarnos a una nueva guerra, aunque la llamen Cibernética o como la llamen o quieran llamar?
Por otra parte, si tenemos en cuenta que el medio digital es el teatro de operaciones del nuevo campo de batalla junto con sus actores, la verdad debe emplearse y esgrimirse en todas las instancias, desde la primera hasta la última, aunque parezca que nos va a dañar, pero que, al final, nos beneficiará y fortalecerá. El hecho es que hay cientos de miles de cubanos diseminados por todo el mundo, en misiones y emigrados. Tenemos además, gracias a la Revolución, las más amplias relaciones con la mayor cantidad de países en el mundo nunca antes conocida por la historia cubana. Aparte que estas armas han llegado para quedarse a nivel mundial, por sus propiedades, hacen que este sistema sea un sistema completamente abierto y que la interrelación entre nuestros habitantes y su diáspora, así como con otros habitantes del mundo a través de Internet o del correo electrónico, sea constante e inmediata. La inmediatez se ha convertido en más inmediata que nunca y ha puesto hasta el mismísimo “palo periodístico” en crisis, diría yo. De nada vale pues, ocultar, no dar o demorar una noticia o información y mucho menos tergiversarla, falsearla, para manipularla y lograr un fin, como lo fue en el caso de Irak. Ellos lo han hecho y lo hacen constantemente. Su cinismo se basa en el engaño y la mentira. Acordémonos siempre que debemos hacer todo lo contrario a esto.

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