27 de junio de 2013

¿1937, es el año del "Gran Terror" o de la Gran Mentira?

S.V. Christenko. Recibido de Página Roja. Traducido por Fernando Lugones.


En la historia de la Unión Soviética hay tantas fechas memorables. 1945 es el año de la gran victoria, la de 1961, año en el que por primera vez un hombre voló en el espacio, fue Yuri Gagarin. Pero en la historia de la URSS también hay trágicos años. En 1941 las hordas nazis entraron en nuestro país, en 1953 se apagó el gran líder José Stalin. El 1937 hace ahora 76 años, ¿qué pasó aquel año?. Según unos, fue el año del “Gran Terror”, y desde hace varias décadas nos están tratando de hacernos creer, algunos demócratas anti-soviéticos, ¿o es algo completamente diferente? ¿Porqué en cualquier discusión con cualquier anti-soviético inexorablemente a toca el tema del año 37? ¿Qué función realizan y que significado le dan estos “apóstoles de la verdad” asignando sus preguntas al año 1937? ¿Cuáles son sus intenciones? Vamos a dar una respuesta a todas estas preguntas.

En esencia, aquí chocan dos puntos de vista opuestos. El primer punto de vista, el de la Unión Soviética, considera que “el año 1937 sacó a la luz nuevos datos sobre la banda de canallas Bujarinistas-trotskistas”. El "proyecto de Piatakov", los "procedimientos de Radek", las maniobras de "Tujachevski, Yakir y sus compañeros" contra Bujarin, Rykov, Kristinski, Rosengolz, etc. Mostró cabalmente que los bujarinistas y los trotskistas, estaban de acuerdo, entresacado de los documentos de ellos mismos, en una formación tipo banda como enemigos del pueblo, disfrazándose como un “bloque del ala derecha trotskista”. Los procesos mostraron que los bandidos Trotskistas-bujarinistas siguieron las órdenes de sus amos, y de los servicios de inteligencia de la burguesía extranjera. Se habían fijado el objetivo de destruir el Partido y el Estado soviético, para sabotear la capacidad defensiva del país, para alentar la intervención militar extranjera, para preparar la derrota del Ejército Rojo, la disolución de la URSS, la reducción a cero de las conquistas de los trabajadores y campesinos koljósianos, la restauración de la esclavitud capitalista.


El segundo punto de vista, el anti-soviético, dice exactamente lo contrario: que todos los condenados en los procesos del 37 (¡Es importante hacer hincapié en este “todos”!) ¿No eran culpables de nada, ni habían hecho ninguna acción antisoviética, que los llamados “enemigos del pueblo” eran un invento de Stalin, cuyo objetivo era lograr sus planes personales y cubrir algunos “vicios” de su biografía (por ejemplo, su supuesto servicio en el "Ojrana", la policía secreta zarista). En general, Stalin se presenta aquí como un mal para la URSS, casi un “come niños.” En otras palabras, no había enemigos del poder soviético, ni podían existir, ya que las clases explotadoras habían sido aniquiladas en el Estado? Entonces, ¿quién podría oponerse al poder soviético?.
Pero vamos a ver, si en realidad había enemigos del poder soviético, desde que Stalin trazara una dirección para la construcción del socialismo. En la plataforma de la “Unión de los marxista-leninistas” (oposición de derecha), el grupo de Riutin, escriben: “La política económica de Stalin …… no sólo condujo a una crisis económica sin precedentes en el país, desacreditando los principios mismos de la construcción del socialismo y nos hizo retroceder desde una perspectiva económica de al menos 12 a 15 años … Los errores de Stalin y su camarilla … se magnifican hasta convertirse en crímenes … El Partido y la Clase Obrera están en su gran mayoría contra Stalin y su camarilla. Ustedes sólo tienen que reunir estas fuerzas dispersas y aterrorizadas … y comenzar a trabajar para la expulsión del equipo de liderazgo de Stalin … para la liquidación de la dictadura de Stalin y su camarilla“.
Trotsky escribió, durante tantos años, en su “Boletín de la oposición” ¡Abajo Stalin!. I. A. Dreitzer, con posiciones cercanas a Trotsky, confesó que había recibido en 1934 una directiva escrita por Trotsky para la preparación de un acto terrorista contra los camaradas Stalin y Voroshilov. El contenido de la carta de Trotsky era mediocre y comenzó con las siguientes palabras: “Querido amigo, nos comunicaron que tenemos hoy ante nosotros las siguientes tareas básicas: en primer lugar, matar a Stalin y Voroshilov, y segundo, la organización del trabajo dentro de las células de las fuerzas armadas, la tercera, en caso de una incierta guerra y aprovecharla tomando de hecho, la iniciativa “.
Bueno, se podría argumentar, que todo son unos individuos, o grupos de individuos. Sin embargo, durante la Gran Guerra Patria se puso al descubierto que contra el poder soviético y su línea política emanada de la Secretaría General de Stalin, habían varios miles de enemigos reales. Piense en los aliados de los nazis, vlasovianos (los seguidores del general Vlasov, mercenarios del "Ejército Ruso de Liberación", pagados liberadores de bolcheviques y del poder soviético), de los "Bandera", "Konovalec" y muchos otros que asesinaron a decenas de miles de ciudadanos soviéticos en Ucrania , a los “Hermanos de los bosques”, que (en los Estados bálticos) siguieron luchando contra el régimen soviético durante muchos años después de la guerra. Los presos políticos detenidos en los campamentos, eran mucho más numerosos en 1946-1947 que en 1937. La mayoría de ellos eran seguidores de Vlasov, Bandera y Policías (colaboradores de las SS, Gestapo).
Y tal vez al comienzo de la perestroika, ¿no había más enemigos de la Unión Soviética? ¡No, en absoluto! dicen, porque, ¡los defensores de la contrarrevolución capitalista hubo, en todo caso, con creces! Vamos a escuchar lo que decía un “seguidor” de la perestroika como Anatoly Chuvais: “… La realidad es que me gusta el poder soviético. De hecho en mi vida, tal vez no he odiado algo así como el poder soviético. Salía odio dentro de mí desde la mañana, cuando encendía la radio y oía una voz que sonaba con el tono clásico que me ponía enfermo: “¡Buenos días, camaradas! Vamos a empezar la gimnasia por la mañana!“ Para muchas personas los años escolares normales corresponden a los años felices de la infancia. Pero yo odiaba a mi escuela. Esa escuela impregnada de formas patriótico-militares de educación. Marchamos, recuerdo, dos en fondo en nuestro uniforme similar al de los marineros y cantábamos: “El sol brilla claro. ¡Buenos días, país hermoso!“ "¡Mi escuela no me planteó ningún sentimiento de ternura! Y recuerdo que lo más importante para mí es que una vez que decidimos destruirla con mis amigos, incluso quemarla. Sólo logré arrancar un peldaño en la escalera de entrada y una piedra con una gaviota que había en un monumento patriótico-militar. No podíamos hacer daño, más de lo que todos odiamos“. Algunos dirán: “¡Al diablo con él, es un loco!” No, las cosas no son tan simples. Tenemos, un odio consciente, meditado, con valores esenciales que subyacen en contra de la concepción del mundo del ciudadano soviético. Aquí persisten, lo más probable, que haya una conexión ideológica cercana tanto con Riutin, como bonapartista del tipo de Tujachevski.
Sobre la relación de anti-estalinista de Jruschov en el XXº Congreso del PCUS, ni siquiera vale la pena detenerse en. El propósito de todas las declaraciones difamatorias que en él se han mostrado en detalle por el investigador norteamericano Grover Furr en el libro titulado “La infamia anti-estalinista” (Moscú, 2007)", el autor llega a la siguiente conclusión lapidaria: “De todas las afirmaciones del ”informe secreto“, sobre Stalin o Beria, ninguna era cierta.”
Con respecto a los procesos de 1937, son también interesantes los testimonios de J. E. Davies, embajador de EE.UU. en la URSS a partir de enero del año 37 hasta la primavera del año 38,  sobre el proceso político. Recogió sus recuerdos, de ese período de su vida, en el libro titulado “Misión en Moscú”, donde escribió al presidente Roosevelt, la siguiente nota: “Este libro contiene hechos reales y es aplicable a todo los tiempos”. El 25 de junio de 1941, tres días después del ataque de Hitler contra la URSS, J. E. Davies dio una conferencia en la Universidad de Harvard. Alguien le preguntó qué sabía de la existencia de una “quinta columna” en la Unión Soviética. El embajador respondió brevemente: “Ya no existen. Todos ellos fueron fusilados“. En una carta de abril de 1938 incluido en su libro, J. E. Davies se centra en el estudio del “bloque trotskista de derecha”, y dice: “… Es difícil encontrar un observador extranjero que, después de haber seguido el curso del proceso, no pueda dudar de la participación de la mayoría de los acusados ​​en el complot para eliminar Stalin“. J. E. Davies afirma que la dirección soviética estaba preparandose para la guerra no sólo a través del aumento de su poder militar, sino también a través de una purga a fondo de los funcionarios, incluidos los que ocupaban puestos muy altos: “Los rusos pudieron haber tenido su Quisling, similar en los puestos más altos como en Noruega, pero fueron destruidos“.
A lo largo de las líneas del libro de J. E. Davies, se van desgranando sus recuerdos, que se convirtió en una película del mismo nombre. Pero después del final de la Segunda Guerra Mundial, el Comité Infame de Actividades Antiamericanas, encargado por el presidente Truman, impuso una feroz y total ostracismo de todas las películas que decian la verdad sobre la Rusia soviética. No pudo escapar de este ostracismo incluso la película “Misión en Moscú”, que, en opinión de la Comisión de vampiros de McCarthy, había sido filmada en Hollywood, pero con un guión escrito por Stalin.
Los observadores objetivos que trabajaron en la URSS y siguieron la situación en el país, que describen los años cuarenta, de una manera completamente diferente a la anti-soviéticos. Durante ese período de nuestra historia, es interesante citar un pasaje de las memorias de G. K. Zhukov: “Cada vez que hablo de la paz, tiene sus propias características, su color y su belleza. Personalmente, sin embargo, me gustaría decir una palabra para los años anteriores a la guerra. Se encuentran distinguidos por un entusiasmo inigualable y original como el “optimismo, la espiritualidad profunda y, al mismo tiempo, el compromiso firme, la modestia y la sencillez en las relaciones humanas. ¡Comenzaron a vivir bien, muy bien!“ 
En cuanto a los hechos, es evidente que las conspiraciones contra Stalin y el poder soviético en realidad tuvieron lugar, las hubo al crisol de la lucha de clases de esos años. Los hay totalmente incrédulos, que con ciertas disquisiciones alegan que la URSS no tenía enemigos. ¡Los enemigos existían y también eran muy agresivos! Sin embargo, hay que decir con honestidad que siempre ha sido muy difícil hablar de conspiraciones, como una masa de opositores que de inmediato se pusieron como un muro contra cualquiera, y además tener todas las pruebas que podrían demostrar los intentos de los camaradas con Stalin, en su lucha para eliminarlos de la escena política. Estos opositores poseen una justificación de “hierro” al admitir la existencia de la conspiración contra Stalin, pues pretenden que se reconozcan sus méritos, debido a la represión contra las figuras políticas de su entorno más cercano. De acuerdo con los anti-estalinistas que intentan probar la existencia de conspiraciones internas contra Stalin, las justifican indirectamente por los procesos políticos de los años treinta. Esta postura fue unánime, tanto de los dirigentes del PCUS jrushovianos-brezhnevianos, tanto por los soviéticos “disidentes” y sus partidarios, como sus mentores en el exterior.
En una declaración conjunta “Con motivo del año del nacimiento de I. V. Stalin“, del 21 de diciembre 1964, Mao Zedong y Enver Hoxha declararon proféticamente cómo dirigió (¡y, de hecho como desarrolló!) la URSS.  La negación de la experiencia positiva de la construcción de la sociedad comunista al estilo de Stalin: ”Por las acciones criminales de Jruschov y sus cómplices, tendrán consecuencias a largo plazo plazo y conducirán a la degeneración y la ruina de la URSS y del PCUS “.
Vemos entonces que los ataques contra la sociedad soviética puestos en marcha en 1937, y relanzados a pleno vapor por Jruschov en 1956, fueron más allá de las intenciones originales de desacreditar a Stalin. Su objetivo eran aplastar (no sin éxito) toda la historia de la URSS, toda la hazaña heroica del pueblo soviético como el arquitecto del primer Estado de obreros y campesinos en el mundo. Alrededor de esta premisa está configurado básicamente toda la mentira anti-stalinista y anti-soviética.
El 3 de julio de 2009 se celebró en la sesión anual de la OSCE (Organización de los Asuntos de Seguridad de la Unión Europea) en Vilnius. Aquí se aprobó una resolución titulada “La reunificación de la Europa dividida”. Bueno, en este documento se ha fijado el signo de igualdad entre el nazismo y el sovietismo (estalinismo, comunismo). Se estableció en la reunión que la URSS era una sociedad criminal estatal responsable de genocidio, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad.  En la ciudad de Ekaterinburg (la antigua Sverdlosk) se celebró en febrero de 2011 la reunión del Consejo Presidencial de la Federación Rusa para la sociedad civil y los derechos humanos. En este caso, en la presencia se encontraba el Presidente de la Federación de Rusia, y Presidente del Consejo Presidencial S. Karaganov, quien leyó un comunicado amplio de desoviestización. El programa propuesto por el Consejo incluyen los siguientes puntos: “Tenemos que reconocer que: el pueblo ruso desde los últimos cien años no tiene casi nada de qué enorgullecerse, el período soviético de nuestra historia es todo un crimen, la Unión Soviética fue un Estado criminal, toda Rusia era una gran Katyn (según él, por supuesto, las fosas comunes de Katyn’ eran obra de los servicios de seguridad soviéticos), también hay que reconocer que, en la Unión Soviética se ha practicado el genocidio, que el Estado soviético ha exterminado conscientemente al pueblo soviético, que la Unión Soviética era un “Estado totalitario” y sobre esta base se alienaba con la Alemania de Hitler, que la URSS era la culpable del estallido de la Segunda Guerra Mundial junto con la Alemania de Hitler, que los libros de historia se reescriban paraa presentar todas las pruebas del genocidio en la época soviética y la URSS como un estado criminal, que en las oficinas públicas no se puede admitir a todos los que se atreven a dudar de que la Unión Soviética ha actuado como un Estado criminal, que las fiestas y celebraciones sean revisadas para eliminar o cambiar el nombre de todas las fechas de la historia de la URSS“. ¡Qué gracia, qué sencillez y sobre todo qué tipo de democracia!
No hay duda de que este programa de fanatismo vulgar tiene sus raíces en la lucha contra la Unión Soviética, que en la discusión de los acontecimientos de 1937 y en el informe “secreto” de Jruschov, se pretende pisotear como barro, para reducir a cenizas toda la historia soviética, nuestra historia y nuestros antepasados, abuelos y padres. Así que no creo que sea Chuvais solamente. Entre los demócratas hay personas como Chuvais en masa. Los demócratas son los perversos. Las encuestas de opinión muestran que la inmensa mayoría de los ciudadanos de la Federación de Rusia no puede permanecer, incluso después de más de veinte años de lavado de cerebro, contra todos sus “valores liberales” y pese a lo que los partidarios de estos valores, ahora desautorizados, no les importa. Insistimos: seguimos adelante, ¡quieren una segunda perestroika! La situación económica es crítica, la estructura de la administración estatal se cae a pedazos, y no les importa reconocer que todavía no han hecho todo lo que quiere Estados Unidos. Si lo hacemos – insisten – todo va a ir bien. Pero insisten y sugieren que nos negamos, y sugieren con una broma conocida: ¡Vamos, idiota!
¿Qué vamos a hacer los bolcheviques en un momento tan duro para el país y para nuestro pueblo? Mientras que dentro de la oposición burguesa al régimen actual, hay una confusión que parece no tener fin, mientras que la gente común es engañada en varias ocasiones por la publicidad, con las teorías ridículas sobre la riqueza y la prosperidad para todos, aunque parece que no se cree en nada, ni a nadie . Sin embargo, hay un sentimiento fuerte y firme en todos los antiguos ciudadanos soviéticos: la conciencia de que se pertenece a una gran y poderosa comunidad de intereses, que siempre es recordada, y que hay que comprometerse con su defensa, por encima de todas las desgracias y desventuras. Estoy seguro de que este poderoso sentimiento será el motor principal de la lucha por la liberación de nuestro gran y amado estado proletario, libre de las cadenas actuales de esclavitud y humillación.
¡POR LA TIERRA MADRE SOVIÉTICA!
  

¡GLORIA A STALIN!

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